La preparación teórica guarda estrecha vinculación con la preparación psicológica en el deporte. De hecho, tanto la preparación física como la técnica, la táctica y la teórica poseen una dimensión psicológica incuestionable, pues los procesos que regulan las acciones y todo lo concerniente al procesamiento mental de las mismas son de carácter psicológico.
Si el deportista durante su preparación física, técnica o táctica necesita de la motivación, de la movilización volitiva, del control eficiente de sus esfuerzos musculares o de una correcta representación de los movimientos en el plano ideal, en la preparación teórica se influye especialmente sobre el conocimiento racional, se brindan informaciones que permite al deportista poseer un programa de acción mas acabado y conocer las bases morfológicas, fisiológicas, biomecánicas, metodológicas y psicológicas que rigen sus esfuerzos y acciones. Por lo tanto debemos aceptar que la preparación psicológica se desarrolla a través del resto de las formas de preparación del deportista y en el caso de la preparación teórica, la misma alcanza una dimensión casi absoluta.
Si la clase teórica de información es importante y necesaria, ya que el entrenador podrá en ella transmitir los contenidos que considere mas adecuados, atendiendo al tipo de preparación que se esté llevando a cabo en ese momento, o al fenómeno en el cual desea profundizar, con la ayuda de medios auxiliares como son el vídeo, las láminas de secuencia de movimiento, etc., la discusión grupal no puede ser relegada a un segundo plano. Ella constituye el complemento adecuado para muchas clases teóricas de información y también pueden utilizarse solas, al abordar una temática de interés de todos. Las mismas son imprescindibles dentro de la preparación del deportista y deben encontrarse dentro de los medios con que cuenta el entrenador para desarrollar el principio de concientización del entrenamiento ya que las mismas:
- Permiten a los deportistas aprender a defender criterios, a expresarse correctamente, a reconocer su desinformación, a ser más críticos y autocríticos.
- Favorecen un amplio procesamiento mental de aspectos teórico-prácticos vinculados a las tareas diarias.
- Contribuyen a aprender a escuchar opiniones muy diferentes a las propias y a saber defender los criterios.
- Permiten una mejor autovaloración de sus estados y adquisiciones.
Durante la realización de las discusiones grupales con el equipo el entrenador deberá:
- Actuar como facilitador, estimulando al equipo para que exprese sus ideas.
- Fomentar el debate y no "frenar" o criticar la opinión equivocada. Respetar toda opinión, pero promover la reflexión con datos concretos.
- Estar preparados para escuchar criterios erróneos, pues ello dependerá de la información que aportó el entrenador anterior o a la falta de información que en que él mismo ha incurrido con sus deportistas, a criterios escuchados por estos en otros lugares, etc.
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